La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido la dependencia de los adultos mayores como “la disminución o ausencia de la capacidad para realizar alguna actividad en la forma o dentro de los márgenes considerados normales”.
El Consejo Europeo aborda la siguiente explicación: “estado en el que se encuentran las personas que, por razones ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, psíquica e intelectual, tienen necesidad de asistencia o ayudas importantes a fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria y, de forma particular, los referentes al cuidado personal”.
Lo cierto es que la dependencia es una idea que puede clasificarse en diferentes grados, así es, por ejemplo, que el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) propone los siguientes parámetros: Dependencia Severa, moderada y leve.
Dependencia severa: Este parámetro clasifica a todos aquellos individuos con limitación funcional severa, es decir, que siempre necesitan ayuda para desplazarse y realizar sus labores. Son personas con incapacidad para desarrollar sus actividades básicas, personas con diagnóstico de demencia y personas con dismovilidad.
Dependencia moderada: Requiere ayuda parcial en el desarrollo de actividades básicas de la vida cotidiana.
Dependencia leve: Se define como la necesidad leve o nula ayuda para el desempeño de actividades bajo la incapacidad para efectuar actividades instrumentales.
En Chile, según estadísticas del SENAMA, el 24,1% de los adultos mayores se encuentra en situación de dependencia en cualquiera de sus grados, esto equivale de acuerdo con la población total a poco más de 400.000 personas. De acuerdo con los tipos de dependencias el 12,4% se encuentra en el rango severo, el 5% en el rango de moderado y el 6.6% en el rango leve.
Dentro de los adultos mayores con dependencia tenemos una población que llega aproximadamente a un 7% que padece dismovilidad o como se denominaba antiguamente se encuentran "postrados". El origen de su condición es multifactorial y el desarrollo varía de acuerdo con el diagnóstico principal. La gran problemática que tienen estas personas es el nivel de cuidados que requieren y la carga que eso supone para sus familias.
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